Hace ya algunos años que uso GNU/Linux, pasando por varios distribuciones, moviéndome principalmente por las derivadas de Debian (Ubuntu y Linux Mint), aunque también he probado Arch Linux, Mandriva y Fedora. Ahora estoy en Debian y la mar de contento.
Nunca he sido dependiente del software
Tampoco soy una persona que vaya convenciendo a los demás de usar GNU/Linux, aunque si me piden la opinión o que arregle algún ordenador siempre me niego a reparar Windows recomendando GNU/Linux, pero también sin demasiada insistencia. Más bien me considero moderado, cada uno que use lo que quiera.
Pero este artículo no viene a decir que es lo mejor, ni a decir si hay herramientas mejores o peores en Windows. No, para nada. Este artículo viene a decir la volatilidad de la red. De esa red que presumimos que tiene que ser libre, de esa red que se nos llena la boca de que compartir no es un delito, de esa misma red que los políticos y dinosaurios de las distribuidoras quieren censurar.
Cuanta veces hemos puesto el grito en el cielo por que tal ministro ha sacado una ley que intenta cerrar las páginas web de intercambio, diciendo que saldrán veinte más. Cuantas veces hemos dicho que es imposible ponerle puertas al campo cuando un cantante ha dicho que hay que regular las descargas. Cuantas protestas a través de las redes sociales e incluso acompañadas de ataques a ciertas webs.
Pues bien, creo, y a partir de aquí es una opinión mía, basada en mi experiencia de que han ganado la partida. Si, estoy convencido de ello. Esos mismos políticos, esos mismos representantes de la industria discográfica y esos directivos de las multinacionales de los contenidos, han ganado la partida. Y la han ganado gracias, no a leyes represivas, si no a pequeños cambios, y sobre todo a la dejadez y parsimonia de los usuarios. ¿Y por qué digo todo esto?
Voy a explicar todo paso a paso para intentar refutar mi argumento. Mi novia usa Microsoft Office (lo tiene legal) sobre Windows Vista. Este ha llegado a un nivel que no se puede usar, por lo tanto lo lógico es pensar en reinstalar o quizá pasarse a una distribución de GNU/Linux. Pero claro, para convencer a una persona que no quiere saber de ordenadores ni de filosofía hay que hacer las cosas fáciles y que el cambio no sea traumático. La cosa parece fácil, una distribución que use Cinamon por el parecido con Vista, y Wine para hacer funcionar Microsoft Office. La cosa parece sencilla y hasta diría fácil.
Mi sorpresa llega cuando después de un mes (más o menos) veo que Microsoft Office deja de funcionar por que me pide una contraseña de activación. Cuando intento activar el producto no soy capaz, ya que por algún motivo no funciona el cuadro de diálogo donde hay que poner el código. Mal, la cosa va mal. Una pequeña busqueda en internet me lanza unos resultados pocos esperanzadores. En GNU/Linux no se puede activar, mientras en Windows si (normal por otra parte, ya que es un programa de Windows). Ya desesperado nos vamos al lado ilegal, e intentamos buscar algo para activar el producto de forma poco legal. Aquí tampoco la cosa funciona. Desesperado, busco alguna solución que no sea la complejidad de una máquina virtual y tampoco quiero el dual boot ya que no podría convencer a esta persona que abandone Windows. No estoy de acuerdo en piratear un software cuando hay una alternativa viable, pero en este caso no es para mi, y creo que ya me arrepiento de haber mencionado GNU/Linux a esta persona, pero mi orgullo y dar el brazo a torcer y reconocer que aquí GNU/Linux cojea, está muy por encima de mis principios.
Veo en algunos sitios que recomienda instalar Microsoft Office 2010 Blue, ya que no necesita activación. Veo la luz, parece que sólo es cuestión de buscar y descargar esta versión para que todo vuelva a funcionar.
Y aquí es donde empieza el periplo. Aquí es donde me baso para decir que los monstruos nos han ganado la partida. Recuerdo que hace años, cuando el eMule funcionaba, se podía encontrar cualquier archivo, por antiguo que fuese y por poco usado que fuese. Después con la llegada de los Torrents la cosa empeoró, ya era más difícil encontrar archivos poco comunes. Que si, que el Torrent es más rápido que la mula, pero también más efímero. Y por último, las descargas directas, con MegaUpload a la cabeza, que todavía era más rápido que el Torrent.
He buscado por Google ese Microsoft Office Blue, y nada de nada. Pocas páginas y las pocas (cargadas de publicidad) enlazaban a servidores de descargas, o donde habían borrado el archivo por violar los derechos de autor o directamente habían cerrado el servidor. Cuando hago la misma busqueda en DuckDuckGo (y siempre digo que en busquedas está por detras de Google) este me devuelve muchas más páginas. Estupendo.
Mi gozo en un pozo. Más de lo mismo. Más enlaces y más publicidad, pero ninguno que funcionara. ¿Donde esta esa red en la cual podías encontrar cualquier cosa? Pues siento decir que ya no está. Busco en Torrents. Nada de nada. Ya desesperado busco en el eMule. Bueno, parece que si, que ahí está, pero claro, ¿cuanta gente compartiendo? Demasiado poca, con lo cual la descarga se va a demorar unos cuantos días.
Esto me hace llegar a un par de conclusiones. La primera es que Google poco a poco ha ido eliminando enlaces a las páginas donde se intercambia programas. Los servidores cada vez quieren saber menos de estos archivos eliminándolos al poco tiempo. Y los usuarios queremos todo en el momento y lo de compartir ya no se lleva, por lo tanto pocos usuarios para bajar por Torrent o por eMule. Queremos todo en el momento, queremos aprovechar todo el ancho de banda para descargar algo y lo queremos ya. Esto provoca que los que llegamos tarde nos quedamos fuera. Por eso digo que la industria del entretenimiento (y compañía) van ganando la partida, haciéndonos creer que están jodidos, haciéndonos creer que el eMule es una mierda por que es lento, haciéndonos creer que lo mejor es la descarga directa para así poder localizar y borrar los archivos. Por eso digo que poco a poco y muy sigilosamente nos han ido ganando a los usuarios de la red sin que nos hayamos dado cuenta.
Y mientras seguimos ladrando y diciendo que en la red se puede conseguir de todo. Pues mi opinión ha cambiado drásticamente, ya no compartimos como antaño y cada vez las restricciones son mayores (tanto para los usuarios como para las páginas). ¿A donde nos llevará todo esto? Lo tengo muy claro, a un control total y absoluto de los contenidos y de nuestros movimientos. No tengo ninguna duda, pero mientras seguiremos teniendo derecho a pataleta sin que nos hagan ningún caso. Triste pero cierto.
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