Y le saltó un aviso, “¿desea resumir su obra?” Orgulloso de su obra aceptó.
Y llegó el día en el que los antiguos tuvieron que partir. Seres sabios que habían ayudado, con sus conocimientos y técnicas, a crecer a los seres vivos. Mitad seres humanos y mitad animales, entregaron el fuego a sus hijos para que continuaran su labor.
[Y el Sol comenzó a caminar sobre el agua. Y los antiguos regresaron pero no fueron vistos. El ser humano ya sólo miraba a los cielos, el sol y las estrellas que ellos mismos habían creado con sus dioses manofacturados.][Cualquier crítica era castigada con la crueldad. La humanidad vivía al son de tambores de guerra, latigazos, hambre y sufrimiento]
[…los ancianos…comprendieron la naturaleza del ser y como corrompieron los regalos ofrecidos por ellos. Decidieron hacer brotar frutos de conocimiento en puntos concretos y dispersos, querían evitar repetir la historia pasada. A los humanos que recibieron ese don se les cayó el velo y se plantearon todo lo que les rodeaba. Fueron enseñando con discreción de boca en boca, evitando la persecución y el recelo de los apocados.]
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—Malena, cariño, ¿qué te ha parecido el resumen de la simulación? Esta semana que tenía de vacaciones, aprovechando que tu madre trabajaba, me apetecía echarle horas a este juego —le dijo a su hija esperando un gesto de aprobación.
—Sabes que no me gustan los juegos de simulación. Creas seres que padecen sólo para darte el gusto de jugar, no me parece correcto —Le contestó Malena con cierto malestar.
—¡Hija, cada vez eres más próvida… virtual quiero decir! — esbozó una sonrisa — Esto no son más que unos y ceros, meros pulsos eléctricos que recorren un circuito. Una pequeña variación y de un juego pasas a ser una hoja de cálculo. Bueno, una pequeña variación no que me saldrían todos estos seres banqueros y son capaces de volverme el sistema inestable con tanta especulación en compra de creencias — dijo el Padre para rematar la gracia buscando una respuesta graciosa y así salir de la situación algo incómoda.
—Tú lo acabas de decir, impulsos eléctricos dentro de un cacharro. ¿Nosotros no somos impulsos eléctricos dentro de un cacharro de carne y huesos? —Interpeló Malena, que así se llamaba la hija.
—¡Qué cosas dices!, Malena. Nosotros somos de verdad, no un juego. Sólo me divierto con una simulación. Nosotros tenemos alma y un dios verdadero. La simulación es eso, una simulación.
—Para los personajes de esa simulación todo es real. A ver, ¿cómo te comunicas con ellos? — Lanzó esa duda seriamente preocupada.
—Pues con las herramientas de la simulación, puedes crear cosas. Puedes influenciar o crear tendencias en los pensamientos modificando el clima y con ello potenciando hongos, bacterias, virus que les inducirán algún comportamiento pero no hacer cosas directamente, Bueno, de vez en cuando, dependiendo de los puntos y nivel que logre me permite hacer algún prodigio pero eso sólo si tengo el nivel de dios omnipotente, que es muy complicado. Eso sí, en estos casos sólo me permite comunicarme con ciertos personajes y sabiendo que me la juego ya que un paso en falso y serán tomados por locos y se estropea la jugada. De ahí que se recomienda crear un clima receptivo para que gente que puede ser tomada por loca o de la que se puedan reír, sean escuchadas como salvadores o iluminados. El usar este modo es además un plus de complejidad ya que el juego crea varias copias y este modo consume muchos puntos. Porque mira si son cabezotas, los programadores fueron muy exhaustivos en su desarrollo, cosa que me gusta aunque te hace pensar mucho. —le contesta el Padre mirándola fijamente.
—Tú lo estás diciendo Papá, de una forma indirecta a una gran masa o con prodigios, milagros en casos muy concretos. ¿No hace lo mismo nuestro dios?
—Pues claro, cariño. No somos capaces de imaginar nada que no hayamos visto antes. El miedo o el lujo es el que ha hecho poner en marcha a la imaginación y así evolucionar. Con el tiempo, la imaginación ha ido deformando las ideas. ¿A dónde quiero llegar? A que los programadores del juego han representado ciertos valores, ideas, arquetipos que les sirvieran de patrón en el juego y a partir de ahí poder evolucionar. Por un lado, por comodidad a la hora de programar y por otro para que sea fácil para mentes sencillas como la mía. —termina riendo a carcajadas por ese comentario hacia sí mismo quitando gravedad al asunto y queriendo evitar tensión con la hija.
—Papá, sigo pensando que no está bien. Es más, me estás dando una idea más, algo que me llama poderosamente la atención. Esa realidad simulada se ha desarrollado en tres dimensiones y tiene unas leyes que la estabiliza. Tiene unas reglas de juego definidas tal como las que tenemos nosotros. Esa realidad tridimensional, para ellos, es unidimensional para nosotros, son sólo unos y ceros, hay o no hay, arriba o abajo, una dimensión al fin y al cabo. Nuestra realidad también es tridimensional y no podemos comunicarnos con ellos, aparecer allí sin más. Sólo podemos interactuar allí mediante una interfaz, un transductor que convierta nuestros deseos de tres dimensiones de aquí, en una dimensión. Luego eso deseos convertidos en ceros y unos son llevados al otro universo para ser convertidos en las tres dimensiones de allí. Vamos que la injerencia, aunque pueda ser grande, no permite demasiada contaminación y da cierta libertad a dichos seres. Además ¿no te has parado a pensar que podría ser ellos los que se comunican contigo y no al revés? No me gusta que los manipules e induzcas a falsas creencias, que les incites a la destrucción de unos contra otros en tu nombre.
—Malena, hija, no es más que un juego. Mira lo absurdo que es el juego que hasta yo hice que esos antiguos, de los que se habla en el resumen, eran mitad seres humanos y mitad animales. Unos eran la mitad pájaros, otros la mitad reptiles o peces o tenían alas. Si eso no es absurdo no sé qué más decirte. Si fueran seres como nosotros jamás hubieran aceptado dioses medio animales, si es que no existen —se le ilumina la cara al Padre, ante una prueba que considera irrefutable – Además, ¿cuántos años tiene nuestra civilización? Miles de años y desde hace muchos cientos de años no nos peleamos, si es que alguna vez lo hemos hecho, que ya ni recuerdo. Estos seres necesitan pelearse constantemente ya que no son más que una creación, no son reales, han sido programados con esa naturaleza.
—Papá, acabas de llamarles seres, ya es un paso. Verás que al final te replanteas el uso de estos juegos. Además no están programados para pelearse sino para actuar según unos patrones que varían, como tú mismo has indicado. ¿Te has dado cuenta que en la naturaleza, la nuestra, aparecen cosas y si no logran cierto equilibrio desaparecer? Todo ser vivo modifica su entorno y lo adapta para sí. Llevamos demasiado tiempo aquí y todavía no hemos desaparecido. ¿Has visto algún ser que permanezca en un mismo sitio sin cambios durante tanto tiempo? Creo que es más real ese juego, con tanto cambio, que nuestro mundo. — Malena buscaba cambiar la visión de creador a creado y pensaba que iba por buen camino.
—Eso no es más que muestra de nuestra evolución, hemos sido capaces de mantener un equilibrio con nuestro entorno y por ello nuestro entorno nos respeta y soporta —tras un momento de silencio le dice a su hija —Cariño se me va a hacer tarde, tengo cosas que hacer.
—Si Papá, pero… un momento, antes de irte, por qué no piensas sólo por un momento que esta conversación no es más que una de esas herramientas que tiene el juego, ese juego que tanto te gusta. Una herramienta que tiene para comunicarse contigo e indicarte algo que quiere, algo o alguien, qué tú sepas. Que hay un jugador que desea que se te caiga el velo, como dices en el resumen del juego, y te des cuenta de tu naturaleza. Ese usuario ha dejado evolucionar el juego para que sea capaz de crear simulaciones, dentro de ella, de otras realidades. Que esa realidad virtual, en nuestro mundo, no sea más que una copia de la realidad de la que tenemos por encima de nosotros. ¡Que no somos más que una representación tridimensional de una realidad física de una dimensión de otro mundo! ¡Quién sabe si el usuario quiere indagar, saber si nosotros tenemos alma! Hasta tendría sentido que sólo seamos una recursividad dentro de esas realidades en busca de una solución a problemas de otra realidad. ¿Te gustaría que jugasen contigo, crees que deberías empatizar más con esos seres y con los tuyos?
El padre le da dos besos a su hija y la invita a que escriba un libro de ciencia ficción.
—¡Qué cosas tienes cariño, me tengo que ir! — Y se aleja el Padre quitando importancia a la conversación y agarrándose a su fe, la que cree verdadera.
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