En esta entrada voy a resumir a modo groso mi periplo con Fedora, una distribución GNU/Linux con la cual he tenido un romance de amor y odio.
Como casi todo el mundo, entré en el mundo de las distribuciones GNU/Linux a través de Ubuntu. Y como le pasa a casi todo el mundo, empieza una búsqueda incansable de la distribución perfecta, llevando esto a probar infinidad de distribuciones y entornos de escritorios.
Y en mi caso particular, en esa búsqueda incansable, me encontré con Fedora, una distribución que hace gala de traer lo último en software y al mismo tiempo estabilidad. Y es cierto que en Fedora se puede probar tecnologías que en otras distribuciones aun tardarán años en implantarse , como por ejemplo Systemd, Wayland entre otras. Como no, esto conlleva unos riesgos en cuanto a estabilidad, pero hay que asumir cierto riesgo si queremos estar a la última en cuanto a software puntero.
Fedora es una distribución que siempre me ha gustado mucho, no me pregustéis el por qué, pero también es cierto que ha sido una distribución que siempre me ha dado problemas en algún que otro sentido, obligándome a borrarla de mi disco duro y recurrir a otra distribución. La primera vez que probé Fedora fue con Gnome 2.x, y tengo un recuerdo vago que el modem (si, de aquella me conectaba con modem a internet) me daba problemas de conexión, con lo cual no tenía mucho sentirlo usarla sin internet.
Cuando Fedora dio el salto a Gnome 3, me enamoré de ese entorno de escritorio. Me encantó lo original que era, el flujo de trabajo, entre otras cosas. ¿Y que mejor distribución que Fedora para tener todo el encanto de Gnome? Pero como siempre en algún punto las cosas se torcían. Algún programa que no era capaz de instalar, algún componente del ordenador que no funcionaba correctamente, lo fuese, siempre fallaba algo que me obligaba a borrarla.
Dando un pequeño salto en el tiempo hacía adelante, nos encontramos que a partir de la versión 28 (la última es la versión 31), el equipo detrás de Fedora quiso hacer mas fácil la post instalación de la misma, lo cual es de agradecer. Ya que igual que Debian, por poner un ejemplo, en Fedora había que seguir unas guías muy largas, es decir había que copiar y pegar en el terminal bastantes comandos. A partir de dicha versión la cosa empezó a suavizarse.
Para no eternizarme, voy a comentar lo que me pasó en las tres anteriores versiones, pero todo es extrapolable a versiones antiguas. En la versión 28, todo fluía delicadamente, hasta pensé por un momento que esa versión se quedaría eternamente en el ordenador. Pero un buen día, una actualización me dejó sin Fedora, con lo cual me vi en la obligación de abandonar el barco.
Recuerdo que en la versión 29, toda la instalación fue como la seda. Y recuerdo que para instalar los drivers de la tarjeta gráfica Nvidia, solo había que ir a Software y desde allí instalar dichos drivers. Pues no, no fui capaz, ni de forma gráfica ni en el terminal de instalar esos dichosos drivers. Otra versión fallida de Fedora.
En la siguiente versión, la 30, si que pude instalar los drivers sin dificultad y recuerdo que casi no tuve que tocar el terminal para que todo funcionara. Y parecía que si, que por fin había habido suerte, que esta versión se quedaría en mi ordenador durante mucho tiempo. Mi gozo en un pozo. El Euro Truck Simulator 2 es un juego que me encanta, me relaja mucho y al mismo tiempo que me entretiene. Y el juego funcionaba perfectamente en esta versión de Fedora, pero solo durante los primeros diez minutos. Después empezaba a leer del disco duro, haciendo que el juego fuese cada vez mas lento hasta que se quedaba congelado y había que reiniciar a machete. Otra vez la eterna promesa se había quedado fuera.
Y llegamos a la versión 31. No me pude resistir a instalarla, es Fedora, no necesito excusa ni motivo alguno. Como siempre la instalación sencilla y la post instalación cada vez mas pulida, sin tener que recurrir practicamente al terminal. ¿Y esta vez si? Pues si, y lo digo en mayúsculas, ¡ESTA VEZ SI! Llevo usando la versión 31 mas de un mes, y puedo decir sin equivocarme que por fin la larga espera de versión tras versión ha llegado a su fin, el poder quedarse en mi ordenador como distribución de cabecera, como distribución del día a día. Han pasado muchos años, tantos que no sabría decir la cifra exacta, pero esta versión es la que se queda, es la que puedo decir que mi distribución favorita y mi distribución de uso es Fedora.
Muchas felicidades al equipo de Fedora y muchas gracias por esta magnifica versión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario